"Recupera la Magia Navideña: Consejos de Expertos para Hacer que a los Adolescentes Les Guste Más la Navidad" | Mamas & Papas | EL PAÍS
Con la llegada de la Navidad se desata una vorágine de comidas, cenas y celebraciones familiares. Son días destacados en el calendario en los que se entrelazan los reencuentros y las familias dedican largas horas a compartir momentos. Es una ocasión perfecta para disfrutar de la compañía de abuelos, tíos, primos y amigos que representan un refugio emocional. Estos encuentros están colmados de alegría y emoción tras un año lleno de logros y contratiempos. Sin embargo, esta avalancha de planes familiares puede resultar abrumadora para los adolescentes. Jóvenes que, a menudo, se ven bombardeados por preguntas incómodas de los mayores, como si ya tienen pareja o cuáles han sido sus resultados académicos. En estas reuniones, parece que cualquier persona se siente con derecho a opinar sobre su estilo de vestir, su corte de cabello, la música que elige escuchar o la carrera que ha decidido estudiar.
En estas fechas, muchos adolescentes acaban con el ceño fruncido, agobiados en una esquina del sofá, absortos en sus smartphones, hartos que les sienten con los primos pequeños y peguntando cada poco tiempo si pueden irse a casa. Les aburren las conversaciones de los mayores, las bromas sobre ellos y las disputas sobre política o fútbol que aparecen cada año. Aquel niño cariñoso y comunicativo al que le gustaba corretear por toda la casa, daba besos y abrazos sin parar, recitaba el verso de Navidad solicitando el aguinaldo y miraba con máxima expectación los regalos que le dejaban Papá Noel o los Reyes Magos bajo el árbol se ha convertido en un joven silencioso. Además, puede ser arisco y lejano, que no le apetezca explicar su vida y que solo parece sonreír cuando le llega algún mensaje o reels que le envía un amigo.
Durante estas dos semanas de vacaciones en las que puede dejar de madrugar para ir al instituto, al adolescente lo que le apetece es hacer planes con su grupo de amigos y disfrutar a su manera. Atrás quedó su interés para ir con la familia a ver las luces navideñas, comer churros con chocolate con los abuelos, patinar sobre hielo con los primos o hacer largas colas para entregar la carta a los pajes reales. La adolescencia es una etapa convulsa, donde experimenta una vorágine de cambios físicos, psicológicos, sociales y emocionales que le producen mucha inestabilidad e inseguridad. El joven vive inmerso en una lucha interna donde intenta construir su nueva identidad y descubrir quién quiere ser. Sus constantes cambios de humor y su dificultad para identificar y gestionar correctamente sus emociones le hacen actuar, en ocasiones, de forma impulsiva y desagradable.